Archivos Mensuales: enero 2008

20 08

Tuvieron que pasar 5 años, largos, sus 1800 y tantos días y cada una de sus noches, para que yo te perdonara, y así lo hice. Y aunque no estuve sola, al principio si que pensaba en vos. Te lo dije al oído aquella noche, casi esquivando tus labios atrevidos. Hoy recuerdo aquella última noche cuando todo se había acabado ya. Cuando sabía que estabas con otra, que a otra era a quien amabas. Que era su rostro el que veías cada vez que me hacías el amor, y aún así quise aquella noche, la última, estar contigo. Lo admito, tuve que fingir como siempre lo hice, fingir que sentía con cada roce de tus manos, fingir estremecerme, fingir enamorarme, fingir que me dolía aquel adiós. Quería quedarme en tu piel un ratito, así fuera a punta de remordimientos. Esa vez sí quería.

Pero no, nunca hubo mejor prueba que lo que sentí aquella noche que verte tantos años después y tener la certeza de saberlo. Estando allí, tan distintas a lo que éramos, recordé haber disfrutado rozar tu espalda con la yema de mis dedos, que ni siquiera te quedaste a dormir, tu maleta roja, y tu cabello húmedo tras la partida. Te tomé una fotografía ¿recuerdas? con tu sweater lila, aún la conservo. Parece mentira repasar momentos como ese, después de tantos años y que la nostalgia arrope todo lo demás.

Te perdoné, dije-mientras bailábamos, muy abrazadas, como tantas veces lo habíamos hecho. Sentí tu olor totalmente ajeno. Nuevamente tus ganas-cuántas veces hicimos el amor, pensé-y hoy no poder recordar nada. Sólo aquel lunar de tu espalda y la forma de tus brazos balanceándose sobre mi. Nada. Y sí, me sentía superior, porque en esta historia yo fui la que triunfé. Me enamoré, te olvidé y volví a tus brazos siendo otra mujer. Pero después de que se termine esta, ya tu corazón no se volverá a acompasar con el mio nunca más.

MW