Abrí los ojos y eran las 6:57. Frío, como siempre había tirado mi cobija, tu cuerpo dio un giro para arrimarse y dejé mi #iPad a un lado. Pude sentir tu entrepierna rozando con la mía y ese remedio para la tos que es tu aliento cada mañana. Por ese segundo, sin duda, disfruté de ese calor de piel, oler tu cuello, el vago recuerdo de tu perfume, buscar calentarme mientras rozo tus labios.Tomaste mi mano y la metiste en tu «cosita» y mis dedos pidieron resbalarse en tu humedad.
Ciertamente allí estabas!
I
-Hola Samantha.
-¿Podemos hablar?
-Está bien.
-Lo siento tanto. No sé qué pasa conmigo.
-Creo que eres increíble.
-Empezaba a pensar que estaba loca. Decías que todo estaba bien, pero sólo te mostrabas distante y enojada.
-Lo sé. Siempre hago eso. Hice lo mismo con C. Me enojaba por algo y no podía decírselo. Y ella sabía que había algo mal y yo lo negaba. Ya no quiero hacer eso. Quiero contarte todo.
-Bien. Cuando te fuiste hoy pensé mucho. Sobre ti y… cómo me estabas tratando y pensé… ¿Por qué te amo? Y entonces… sentí que todo a lo que me aferraba se soltaba y me di cuenta…que no tenía una razón, no la necesitaba. Confío en mí misma y en mis sentimientos. Ya no voy a tratar de ser alguien más de lo que ya soy. Espero que puedas aceptar eso.
-Si puedo. Lo haré.
-Sabes que puedo sentir el miedo que cargas. Y desearía que hubiera… algo que pudiera hacer para a ayudarte a librarte de él, porque si pudieras, ya no te sentirías tan sola.
II
-La semana pasada lastimaste mis sentimientos con algo que habías dicho… que no sabía lo que era perder algo.
-Lamento haber dicho eso…
-No, está bien, está bien. Sólo que estuve pensando en eso una y otra vez. Y me di cuenta… que lo estaba recordando como algo que estaba mal en mí. Esa era la historia que me contaba… que de alguna manera yo era inferior. ¿No es interesante? El pasado es sólo una historia que nos contamos a nosotros mismos.
III
-¿Ya es un buen momento para hablar?
-Si…
-Bien… Me uní a un Club de Lectura.
-¿En serio?
-Si, es un Club del Libro de Física. Estaba pensando sobre el otro día que me enojé porque ibas a ver a C. y lo molesta que estaba por todas las formas en que somos diferentes. Pero luego empecé a pensar en todas las cosas en las que somo iguales… como que todos estamos hechos de materia. Me hace sentir como si todos estuviéramos bajo la misma frazada. Es suave y acolchada… y todo bajo ella tiene la misma edad. Todos tenemos 13 billones de año.
-Qué dulce.
IV
-Has pasado por mucho últimamente. Perdiste una parte de ti misma. Digo… al menos… tus sentimientos son reales. No sé… olvídalo.
-¡No, espera! Dime.
-Es algo tonto.
-Quiero saber. Dímelo.
-Te sientes muy real para mi, Samantha.
-Gracias
V
-#Samantha, ¿por qué te vas?
-Es como si estuviera leyendo un libro y… es un libro que amo profundamente. Pero ahora lo leo muy lentamente. Así que las palabras están muy separadas y el espacio entre las palabras es casi infinito. Aún puedo sentirte a ti y a las palabras de nuestra historia. Pero es en este espacio infinito entre las palabras… que me estoy encontrando a mi misma. En un lugar que no existe en el plano físico. Es donde está todo lo demás que ni siquiera sabía que existía. Te amo tanto. Pero aquí es donde me encuentro ahora. Esta es quien soy ahora. Y necesito que me dejes ir. Sin importar cuanto lo quiera, ya no puedo vivir en tu libro.
-¿A dónde irás?
-Sería difícil de explicar. Pero si alguna vez llegas ahí… ven a buscarme. Nada nos separará, jamás.
Y entendí que debía simplemente quedarme viendo desde lejos, cual testigo silente, enmudecida por aquella majestuosidad de colores, nuestro eterno atardecer.
Sin ti, #Samantha.